martes, 30 de enero de 2018

Costumbres perdidas

Durante siete años había tenido un acompañante de vida.
Una convivencia más o menos buena, 
llegar a casa y hablar de cualquier cosa en ese sofá, 
la cama compartida, con sexo en confianza.

En esos siete años, a veces tenía mensajes bonitos, que me hacían sentir especial.
A menudo preparaba cenas románticas, comidas para salir del paso y algún "outfit" especial para aquellas ocasiones...
Hacíamos la compra juntos, algunos planes para disfrutar
y no había duda que mañana seguiríamos en ese estado (fuera bueno o malo).

Y ahora me encontraba en este punto, cerca de dos años viviendo sola.
Invitando a mis amigas a charlar, criticarles y beber para olvidar.
Creando mis propias costumbres, mi templo y un espacio que muy pocos lograron conocer.
Llegar a casa sin nadie que espere ni esperar que llegue, reír sanamente sola y dormir sin nadie al lado, en paz.

Admito que fue una larga historia, llena de todo tipo de recuerdos que aún coleaban en mi mundo.
Me sorprendía cómo algo tan cotidiano se había vuelto tan novedoso.
Cómo la falta de seguridad provocaba tantas rarezas (qué raro prepararle la cena; qué raro esperarle; qué raro compartir mi cama; qué raro será despertarme con él...). 
Quién me iba a decir a mi, que las costumbres iban a extrañarme tanto.

Sigo aprendiendo, conociéndome y cuidándome.
Y mi seguridad permanece en que todo ello seguirá estando mañana.

P.D: Experience -Ludovico Einaudi & cia. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario